jueves, 15 de julio de 2010

De tarde en tarde por el Prado: la pintura románica

En las tardes de calor del julio madrileño, una buena opción para pasar más que un rato, entretenido, fresquito, y por qué no, aprendiendo y admirando cosas nuevas (nuevas para mi), es dirigirse al Museo del Prado que, de martes a sábado de 18 a 20 hs, y los domingos desde las 17 hs, tiene entrada gratuita, siempre que uno se dirija a la exposición permanente.
Hacía un año que no iba al Prado y desconocía la evolución de los planes de ampliación. En estos planes, se ha incorporado la colección del siglo XIX a la colección permanente del Museo, y se han abierto nuevas salas de pintura española del Románico al Renacimiento, inauguradas en marzo de 2010. Era la sala 51C, la de pintura románica, la que tenía ganas de visitar, y quedé asombrada.

En primer lugar, se ha realizado una recreación arquitectónica del ábisde de la Vera Cruz de Maderuelo (Segovia) y se han reubicado en él las pinturas mulares al fresco, que ya en 1927 fueron trasladadas a lienzo. Se trata de una representación de los dos paraísos, el terrenal y el celestial; pertenecen al siglo XII y pasaron al Museo del Prado en 1948.

En segundo lugar, se ha recreado la arquitectura interior de la ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga (Soria), y en las paredes y frisos, según el original, se han colocado seis frescos, trasladados a lienzo en 1926 para ser llevados a Estados Unidos, donde se hallan dispersos entre diversas instituciones. De todo el conjunto, también del siglo XII, estos seis frescos que se exponen en la sala se encuentran de forma indefinida en el Prado desde 1957. Se trata de seis escenas únicas, cargadas de simpbolismo sacro: la "Cacería de las liebres", la "Cacería del ciervo", el "Elefante", el "Oso", el "Soldado" y la "Cortina".

Podemos observar, asímismo, una reconstrucción idealizada de cómo debió de ser originalmente la sala de esta ermita.

Para completar la sala de pintura románica española, se expone el frontal de San Esteban de Guils (Girona), un temple sobre tabla del siglo XIII.


En defintiva, me parece una muy buena experiencia poder observar tan de cerca este tipo de obras de arte en un admirable el estado de conservación. Volveré otras tardes, una o dos horitas, a seguir disfrutando, así, "de a poco", a conocer las nuevas salas y la nueva localización de las diferentes pinturas y esculturas que alberga el Museo. Mientras, para aquel que guste, tiene en la página del Museo del Prado una presentación interactiva de estas nuevas salas.